
Creo que en ocasiones es bueno influir en las emociones del los clientes para lograr nuestra venta, pero creo que ya no está bien cuando rebasamos ese límite y tratamos de cambiar su mentalidad de acuerdo a lo que nos conviene a nosotros y no a la empresa y sobre todo al cliente y es cuando debemos ponernos a pensar si lo que hacemos está bien o mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario